Viaje de escucha

Actualmente, nos encontramos inmersos en una aventura:

Diseñar experiencias piloto impulsoras de relaciones improbables entre personas en el ámbito rural. Personas interesadas en crear vínculos más profundos y creativos que originen transformaciones, personales, sociales y culturales, hacia ecosistemas sostenibles.

Desde esta perspectiva pensamos que nos ayudaría reunirnos en un entorno desconocido, fuera de nuestras rutinas diarias y así, parte del grupo, viajamos a Cañamares, (Cuenca, 534 habitantes). Pueblecito de la Serranía Media, junto al rio Escabas, acotado por mimbres, ahora cárdenos. Convivimos en una casa prestada del pueblo, trabajamos sin interferencias, sentimos escucharnos y dejamos emerger el futuro.

 Se trata de percibir, primero a uno mismo, para ser capaz de escuchar sin prejuicios el entorno y a sus gentes. Y así, inmersos en el pueblo, nos dejamos sentir. Pero eso, os lo contaremos otro día. Hoy sólo queremos comunicar nuestra experiencia en lo que llamamos “viaje de escucha”.

Comunidad de Aprendizaje Ulab

 

Viaje de escucha

Calles manchegas, limpias y arregladas. Al fondo, la sierra riscosa, pinares, el río y los mimbres.

En un bar charlamos con el alcalde Arturo Guijarro Vindel, persona animosa, quien nos ubicó el pueblo en su contexto actual. Población sostenida por la tradicional manufactura del mimbre, ahora amenazada por la competencia del comercio chino. También les ofrecen puestos de trabajo la actividad de tres empresas mas. Son gentes vitales, que luchan por mantener el día a día. Les gusta la caza, sus tierras y compartir meriendas y alegrías.

También en el bar, conocimos a Saturnino, presidente de la Asociación de jubilados, personaje entrañable, quien nos regaló su afecto y una cesta con setas. La dueña del bar nos trajo un buen puñado más.

Guisó Fernando y, con alguna cosilla más y buen vino, hicimos nuestra primera comida. Ya la casa estaba calentita, con nuestra charla y la hermosa experiencia de descubrir el valor de la escucha: el encuentro.

Pero hasta aquí, todavía no habíamos percibido indicio alguno transformador.

Escuchar la emergencia de éste, sólo vino tras el encuentro con Juanillo , guardabosques de Cañamares y amante de la naturaleza profunda, salvaje.

Con él besamos los árboles.
Conocimos el ritual de los cangrejos. Mimados, bajo la atenta mirada del martín pescador. Acompañados por los patos y ocas, descubrimos el misterio de los campos.

Juanillo hace esculturas de madera. Se sienta frente a tochos de madera y espera que le digan qué son. Algunos son elefante, otros reno, otros un joyero para sus nietas. Charlamos en una de sus mesas, bebimos vino de cosecha con pan y sardinas.

Se le sentía feliz.  Y nos contó su experiencia:

En un momento de su vida, se sintió enfermo. Tuvo la evidencia de lo superfluo y de lo que para él era verdaderamente importante.

Descubrió lo esencial de la existencia. El amor por el entorno, por sí mismo, por sus gentes. Hoy contagia a sus vecinos y amigos con su energía. Es, a partir de éste renacer, un foco transformador en Cañamares.

Con su testimonio, nosotros tuvimos la evidencia, una vez más, de que sólo si vivimos nuestra transformación personal, seremos capaces de impulsar experiencias transformadoras en nuestro entorno.

Ya que en estos días celebramos desde hace miles de años el solsticio de invierno y el renacer de los humanos -hay testimonios desde la antigua Mesopotamía- aprovechamos esta experiencia para desearos un feliz renacer y unas amorosas celebraciones.

 

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Comunidad de Aprendizaje Ulab

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5 comentarios en “Viaje de escucha

  1. Muchas gracias Marga por compartir vuestro viaje, se agradece, es como tomarse una ducha que te deja como nuevo, para empezar con ganas el día.

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